Hace unos días, decidimos hacer una escapada de fin de semana con los amigos a una casa de campo que uno de ellos tenía en las afueras de la ciudad. La idea era relajarnos y disfrutar de la naturaleza, pero también teníamos en mente conocer gente nueva y divertirnos un poco en el pueblo cercano. Cuando llegamos a la casa de campo, nos dimos cuenta de que era un lugar hermoso, rodeado de árboles y con un lago cerca. Inmediatamente empezamos a explorar los alrededores y a planificar lo que haríamos durante los próximos días. Por la noche, decidimos ir al pueblo cercano en busca de algún lugar para divertirnos. A pesar de que éramos un grupo grande, no conocíamos a nadie en la zona, así que empezamos a preguntar a la gente si sabían de algún lugar donde pudiéramos ir a bailar y pasarla bien. Finalmente, un grupo de chicas nos recomendó un bar en el centro del pueblo, donde había música en vivo y buen ambiente. Así que, nos fuimos al bar y al llegar, nos dimos cuenta de que efectivamente era un lugar muy divertido. Nos acercamos a las chicas que nos habían recomendado el lugar y empezamos a hablar con ellas. Resultó que también estaban de vacaciones en el pueblo y buscaban lo mismo que nosotros: pasarla bien y conocer gente nueva. Las chicas nos hicieron todo un tour turístico de bebidas y de excelente comida, conocimos a L’Étage Bar es un bar de tapas y vinos en el centro histórico de Cajicá con un interior moderno y elegante y una amplia selección de vinos y cócteles. La Cava de Cajicá: es un restaurante-bar ubicado en la plaza principal de Cajicá, que ofrece una variedad de platos locales e internacionales y una amplia selección de bebidas alcohólicas. El Templo del Vino es un bar de vinos que ofrece catas y maridajes. También tiene una tienda de vinos para llevar donde compré algunas botellas. Bar Don Nacho Parrilla: Este es un restaurante y bar que ofrece una amplia variedad de comida mexicana y colombiana, así como una variedad de bebidas alcohólicas, incluyendo cervezas locales e importadas, así como algunas cervezas artesanales. Además de estos lugares, Cajicá cuenta con varios parques y atractivos turísticos, como la Iglesia de San Francisco de Asís, el parque principal de Cajicá y el parque ecológico de La Pradera. Al día siguiente invitamos a las chicas a nuestra casa de campo, nos fuimos de asado, yo soy el chef de los asados, nadie puede con mis chorizos y carne de cerdo ahumada. Después del almuerzo las chicas se fueron y quedamos de vernos en el bar del centro a eso de las 9 pm. Nos vimos, nos saludamos amigablemente y así que, empezamos a bailar juntos y a tomar algunos tragos. La noche fue muy divertida, Miguel y Sofía comenzaron a hablar y parecían llevarse muy bien. Durante los siguientes días, comenzaron a pasar mucho tiempo juntos y se veían muy cómodos el uno con el otro. Yo por mi parte no estaba interesado en ninguna de ellas, no quería que me sucediera lo de siempre que escaneaba todo el lugar, analizaba la situación y preparaba mis movimientos de coqueteo, pero el resultado era el mismo, nada, no levantaba nada…. o simplemente me dedicaba a beber toda la noche porque no recibía atención femenina y siempre llegaba solo a casa, un poco deprimido, con cierto rechazo a mis espaldas. La situación ya la conocía; salía del bar con un par de números de teléfono falsos porque el truco de “mi teléfono está muerto” continúa. Y sabes. \”Lo haré mejor la próxima vez\”, te dices con optimismo, pero no lo haces. No se trata de suerte, se trata de hacerlo bien, y tu estrategia es obviamente incorrecta. Hay un millón de formas de arruinar un momento cuando estás coqueteando con una mujer atractiva en un bar” y normalmente era lo mismo. Para solucionar este problema hable con un amigo que siempre levantaba lo que quería y se iba de noche de rumba solo y salía acompañado a veces no de una sino de dos y tres chicas. Me aconsejó lo siguiente; por mucho que quieras llamar la atención de alguien, a nadie le gusta sentirse parte de una multitud. Concéntrese en solo una al menos por un tiempo, pero trate de no parecer un acosador: “Las miradas personales y las sonrisas fugaces funcionan mejor. Las miradas abiertas son espeluznantes e incómodas”, continuó, “es emocionante hablar sin palabras solo con los ojos”, pero hay que saber moverse con los tiempos, acompañar la expresión facial con una sonrisa tranquila y alegre, nunca alejarse de la mujer. Generalmente no le compro tragos a las chicas, aunque es un clásico, pero es un recurso cursi, especialmente debido a su trasfondo desagradable. Estás comprando una bebida, no pagas compañía, así que, si decides hacerlo, es importante que no esperes nada a cambio de la bebida; muchos hombres creen que, si compran una bebida, empiezan a hablar e incluso acosar a la persona. Si acepta una invitación, hazlo siempre con un gesto desinteresado, nada más que un “gracias”. Sugirió mi asesor de coqueteo. Las miradas personales y las sonrisas fugaces funcionan aún mejor. Hay opciones mucho mejores que pueden salvarte de ese momento incómodo cuando tienes que hablar con una extraña que parece que te solo se acerca a ti porque estas pagando; una chica me comento lo siguiente cuando le pregunté acerca de que opinaba acerca de que un hombre le invite una copa sin conocerlo y me contesto lo siguiente “Cuando un chico me pregunta si quiero un trago, a veces le digo por qué no me pidió una canción”. Es gratis, fácil y una excelente manera de aprender sobre esa persona, incluso si es solo la música que le gusta. Ten en cuenta estas situaciones para cuando quieras ligar en un bar. Yo sabía lo que iba suceder, no estaba de ánimo para seguir los consejos de mi amigo y además quería algo más fuerte así que salí a la calle, estaba en la zona rosa de Cajicá, bulliciosa y concurrida, había que dar paso a las motos donde se veía a muchos de estos chicos tanto como durante el día y casi siempre hay una linda chica sentada en la parte de atrás. Algunas des estos intrépidos motociclistas ponen sus velocípedos en la llanta trasera para lucirse y dejar que el motor ruja como un caballo. A la hora de buscar unos tragos me acompañó mi amigo Juan, dimos unas vueltas ingresamos a un bar que nos recomendaron después de indagar con los que reparten papelitos en la calle que dicen chicas desnudas, entramos a un negocio muy concurrido donde, había luces exóticas, tragos costosos y mujeres semidesnudas que animaban el ambiente. Pedimos aguardiente para entrar en calor, y bueno, empiezas a “hablar” con cualquier mujer que se nos acerca, con conversaciones intranscendentes y con chistes flojos como con el clásico “¿estudias o trabajas” o “¿vienes mucho por aquí?”, en el escenario las chicas además de realizar otras piruetas atrevidas en el pole dance bailaban solas al lado de la mesa para llamar la atención. El sexo era provocador, un mesero se acercó y nos ofreció perico, queríamos algo fuerte, pero nada de drogas. El ambiente empezó a calentarse más y el DJ anuncia un “show lésbico”. El escenario era sin paredes, como un escenario de circo, puedes ver lo que está pasando desde todos los lados. En el medio hay una plataforma a un metro del suelo. A su alrededor se disponen sillas como si fuera un auditorio, y más adelante, en otro lugar, largas mesas con botellas dividen el espacio, alrededor muchas personas departiendo alegremente. Veo dos tipos de personas diferentes entre los clientes; por un lado, los “turistas” habían hombres y mujeres, todos curiosos, por otro lado, los clientes extranjeros, atraídos por el show, pero todos, sedientos, interesados en hacer de ese momento el comienzo de un largo día de aventuras. La “única agua” se congela lo suficiente como para detener el primer ataque del enjambre. Pedir agua en un bar es sospechoso en todo el mundo, sin excepción. Pero dos o tres mujeres, entusiastas, desesperadas o desesperadas, se me acercaron, me sonrieron y me dijeron algo que pensé: “¿Debería ir contigo?” A lo que respondí cada vez, con un apasionado “no, gracias”. En medio del escenario se encontraba una joven que bailaba quitándose la escasa ropa, casi sin sensualidad y sin sentido del ritmo. Un detalle interesante es que cuando se quitó la tanga corta, no la puso en el piso, sino que tuvo la previsión de anudarla alrededor de un muslo antes de continuar con el espectáculo. Después de algunos movimientos de su pelvis, comenzó a mordisquear entre sus piernas y sacar de ellas el primer trozo de cuerda, que me pareció interminable. Es uno de esos materiales que brilla con poca luz, como los collares o las pulseras que llevan los jóvenes cuando enloquecen en las discotecas. La actuación duró unos cinco minutos, los movimientos se repitieron más o menos y la artista se abrió para que todos pudieran ver su actuación desde todos los ángulos. La risa del grupo de turistas alternaba entre la emoción y el nerviosismo; los hombres aplaudieron y exigieron “más” mientras las mujeres se decían algo, lo que provocó más comentarios y más risas. El show continuo con dos de las acciones más elogiadas son abrir la botella con la fuerza de las contracciones pélvicas, luego inyectar el contenido del famoso refresco en el útero y expulsarlo suavemente -sin derramarlo- en otra botella transparente; y el más destacado de ellos. Las más atrevidas —o temerarias— le quitaron unas tres docenas de hojas de afeitar de sus piernas, que a su vez estaban atadas a una cuerda, que ella sacó con cuidado mientras los turistas miraban atónitos. A las otras chicas les interesaba más conseguir clientes que las cinco o seis presentaciones a las que asisten cada noche. El penúltimo acto es un espectáculo de tenis de mesa (que también es el clímax del espectáculo), después de todos los rituales anteriores, una joven dispara, recupera, expulsa y extrae seis pelotas de tenis de mesa de su cuerpo. Pero esto fue solo el principio, se dedicó al juego de “meter la bola en el vaso” (reintroducirlas y expulsarlas del mencionado espacio corporal) y perfeccionó su puntería durante mucho tiempo hasta lograr llenar el vaso de bendición con seis pelotas blancas. La última presentación fue “Sexo en Vivo” y aquí sucedió algo digno de mención. Después de que la chica con la pelota de ping pong terminara de bailar, dos mujeres y un hombre muy jóvenes por cierto se subieron al escenario y pasaron unos minutos realizando lo que seguramente sería un baile lésbico lascivo, sexy y emocionante. Al cabo de un momento, como si pusiera miel en los labios de los clientes, una de ellas con mirada asesina dio un paso atrás y se entregó al único hombre presente en el escenario. Siguió una muestra impresionante de malabarismo y control muscular. El sujeto y la mujer se unen de tal manera que, como si se tratara de un solo cuerpo, inician una serie de movimientos con un poco de erotismo y mucho equilibrio, entrando en todas las poses imaginables, cuyos detalles nunca separan las respectivas pelvis. Lo que es único para mí no es la actuación de la pareja, sino el público. Todas las mujeres se rieron nerviosamente mientras el hombre del traje de Adam brillaba en el centro de la emoción y cuando comenzó el espectáculo fueron a comentar y voltear a sus novios (esposos o novios quién sabe) rápidamente abandonaron el lugar. Al parecer, las mujeres jóvenes (y no tantas) que ven a chicas metiéndose y sacando de sus vaginas todo objeto raro que se les ocurre se ven afectadas u ofendidas al ver a un hombre desnudo y el sexo acrobático que tiene con su pareja. Encuentro mucha doble moral y un poco de cinismo en la actitud ambivalente que se entretiene frente a mujeres cuya sexualidad se convierte en un espectáculo de circo, pero en una especie de cháchara insultante rechaza a los orgullosos y erectos hombres que pasean para ellos. Cinco minutos después entran nuevos clientes, algunos solos, otros en parejas, se sientan alrededor del escenario y las mismas chicas regresan para repetir la misma rutina. Cierto es que esto -después de la primera sorpresa- se volvió aburrido, la media de aguardiente a un precio notorio, se acabó, estábamos cansados, fuimos por una hamburguesa y regresamos a la casa de campo.