masajistas eroticas en Barranquilla en español

Un fin de semana en Barranquilla Hace un par de semanas me estaba asfixiando en mi rutina. El trabajo me estaba consumiendo y mi círculo me parecía un fastidio. Necesitaba escaparme un fin de semana. Sabía lo que quería. En búsqueda de diversión, sensualidad y calor, hice una maleta pequeña, metí mis guayaberas y tomé el primer avión que encontré para Barranquilla. ¿Por qué? Porque sí. Hace tiempo tenía ganas de conocerla y ahora podía, y además lo necesitaba. La ciudad es bella, La Puerta del Sol la llamaron antaño, y vaya que parece una puerta a un lugar tan caluroso como el mismo sol. Considerada como una de las tres ciudades más importantes de Colombia, a penas llegué me dejé seducir por su arquitectura colonial, esa que hace sentir en otro tiempo, coincidiendo con la frecuencia en la que me sentía en ese momento, libre. Su gente linda y caliente me recibió con encanto. En modo turista me dejé guiar por las principales atracciones como el Museo del Caribe y el paseo Bolívar. En esta misma ciudad se realiza El Carnaval de Barranquilla, que según me contaron es una experiencia que hay que vivir, ya que es considerado uno de lo más grandes del mundo, quedando solo detrás del Carnaval de Río de Janeiro. Pero durante mi visita no eran días de Carnaval, por lo que me tuve que contentar con la otra locura de Barranquilla: sus playas. Las playas de Barranquilla son un destino obligado para visitar y por supuesto lo tenía presente en mi itinerario. A solo una hora del centro las opciones fueron varias, y yo por mi parte me debatí entre playa Sabanilla y playa Mendoza, que era en las que me habían recomendado mis amigos. Al final me decanté por recorrer Playa Sabanilla, que es una de las más cercanas, a tan solo 30 minutos de la ciudad. Son en estos paraísos terrenales, donde el calor arrecha, donde lo mejor de Colombia se hace presente. Mujeres increíbles con poca ropa, hacen aumentar el calor natural de la arena. El mar Caribe es perfecto para refrescar el cuerpo, pero la verdad es que ni esas bellas aguas estaban pudiendo aplacar la calentura que se iba apoderando de mi ser, y no me refiero precisamente al sol. Eran las mujeres barranquilleras las que pasaban frente mis pupilas las que incrementaban la temperatura. Con algo de suerte entablé conversación con un par de chicas, pero lo cierto es que ellas eran diosas del Caribe y lo sabían, por lo que charla no quedó en nada más que una conversación trivial. Caída la tarde volví a mi hotel. En la noche, en mi cuarto, no me podía sacar de la cabeza esas curvas que vi en la playa, mientras el calor aumentaba a cada vuelta del ventilador. En esas instancias hay solo uno o dos caminos que un hombre en mi situación puede elegir. Tomé mi teléfono y comencé a averiguar que le podía ofrecía esta ciudad a un turista común y corriente. Por suerte, vivo en el siglo XXI y la cantidad de alternativas que ofrece internet es bastante amplia. La mayoría de los sitios de Masajistas eroticas nacionales tienen un apartado dedicado a las chicas que ofrecen su servicio en Barranquilla, sitios como photoMasajistas eroticas.com, co.mileroticos.com, govips.com o simplMasajistas eroticasts.com/ y chicasyMasajistas eroticasts.co tiene toda una sección dedicada con las mejores chicas del atlántico. También las páginas de Masajistas eroticas de lujo como Masajistas eroticasdiamond.co tienen su sucursal en La Puerta del Sol, y fue ahí precisamente donde encontré la mujer que vi en la playa tomando sol, o por lo menos eso quería creer en ese momento donde la temperatura pasaba los 30 grados Celsius. Leticia decía su anuncio y mi análisis para llegar a ella fue minucioso, detallado, buscando lo que vi en la playa. Así fue como encontré este espejismo, una morena de culo cincelado por Dios, perfecta en toda la extensión de la palabra. Como soy un hombre precavido, comprobé si tenía alguna referencia con los amigos foreros de doncolombia.com; y sí, la perfecta Leticia ostentaba una puntuación a la par de lo que opinaban los ojos. La tarifa me parecía asequible, mal que mal era este el fin de semana que merecía o por lo menos el que deseaba. Para mi suerte la increíble Leticia estaba disponible, y a la media hora ya estaba en el cuarto de hotel. Quizás exagero, quizás me dejo llevar por la magia del recuerdo caliente, pero esa mujer que entró en mi cuarto de hotel era la encarnación del mar Caribe. Divertida e inteligente, me contó mientras tomamos aguardiente lo que tenía que conocer de verdad en la ciudad. Y es que no hay mejor forma de conocer una ciudad o un país que de la mano de una Masajistas eroticas. Entre el alcohol y la charla no me di cuenta cuando nos estábamos besando, y de ahí en adelante me dejé llevar por experticia de Leticia. Una profesional del sexo, ella sabía lo que hacía, como hacer que yo disfrutara con sus movimientos de experta, que de paso la hacían disfrutar a ella. Creo que esa noche en Barranquilla, tuve el mejor sexo de mi vida, o por lo menos uno de los tops 10. Cuando acabé Leticia no se fue inmediatamente, se quedó charlando un rato mientras yo fumaba un cigarrillo y acariciaba sus pezones pequeños, todavía duros. Al otro día desperté con una energía renovada que hace tiempo no reconocía. Seguí los consejos de Leticia y me fui a recorrer la playa Cristal, que si bien está más lejos, vale completamente la pena la travesía. Pese a que estaba en un paraíso en la tierra, de una belleza única, no me podía sacar de la cabeza el olor de Leticia, que creo todavía tenía en mis manos. Ya víctima de la ansiedad, le mandé un mensaje, para agendar otra visita para esa noche. Sí, me quería repetir el mismo plato, dos noches seguida; pero para mi congoja la Masajistas eroticas más sabrosa de Barranquilla no estaba disponible. Es que una mujer como esa tiene una cantidad de clientes dispuestos a destrozar sus billeteras por un minuto de placer, me repetía a mi mismo mientras intentaba no mirar con tanto descaro las hermosas mujeres en tanga que pasaban frente a mí. Un tanto frustrado me resigné a intentar disfrutar de la playa y decidir sobre este asunto a la noche en mi hotel. Luego de una ducha y una cena liviana, me puse a buscar de nuevo en internet. Las páginas como es.stripchat.com o es.donwebcams.com me ofrecían increíbles imágenes de chicas hermosas, pero no tenía ganas de masturbarme en mi hotel, quería algo más “tradicional”. Soy de esa generación que sabe moverse con fluidez entre la tecnología, pero que también gusta de lo análogo, de los encuentros presenciales, ya que algo de eso alcanzamos a vivir. Por suerte la charla con la Leticia me dejó con bastante información. Algo retuve de los lugares donde ella se movía antes de comenzar a trabajar a tiempo completo por su cuenta. Me puse mi mejor camisa y decidí tomar una copas en los bares que Leticia me recomendó. Cogí un taxi y me di cuenta de que fue una buena idea, porque hasta ahora no había conocido la ciudad de noche. Es increíble la energía nocturna de Barranquilla, el movimiento, las luces, los bares. Esas bellezas que hacían rebotar nalga y tetas en la playa, ahora están con tacos y vestidos ceñidos, esperando a que la noche también las sorprenda. Con ganas de recorrer la ciudad pedí que el taxi me dejara un poco antes que el destino seleccionado. La cantidad de mujeres y hombres en la calle con ganas de divertirse me recordó porque esta ciudad tiene el carnaval más grande de Colombia. Una cerveza en un bar por calle 74, luego un roncito en un bar por la misma zona. A estas alturas a la noche ya estaba tan caliente como en la playa. Unas conversaciones con un par de chicas me demoraron, pero yo sabía lo que quería, y que lo quería pronto. Leticia me había dicho de la zona de tolerancia cerca del terminal y de un club donde ella bailaba antes, así que entre cerveza y ron me pasé por la zona donde las chicas estaban en la calle. Las chicas de la calle me recordaban mis primeras experiencias buscando Masajistas eroticas y esa adrenalina que solo un cliente asiduo a las Masajistas eroticas entenderá. El alcohol en la sangre me tenía hirviendo, pero ninguna de las chicas de la calle estaba al nivel de Leticia. Los años y la experiencia me han indicado que en estas ocasiones lo mejor es la paciencia, paciencia que hay que tener para encontrar a la chica que calce con ese triángulo de requisitos que es belleza, simpatía y disponibilidad. Ya más decidido tomé un taxi y di la dirección del club que me recomendó Leticia, el Pley Club que está en toda la Avenida Olaya Herrera. El taxista se sonrió cuando le pedí que me condujera hasta allá. Al final de mi destino encontré el famoso club más importante de Barranquilla. El lugar estaba lleno, pero pude entrar sin dificultad. Con otro ron en la mano me dirigí a la zona donde las chicas más sensuales de la ciudad hacían pole dance. Ahí fue que vi una belleza morena de tetas pequeñas y culo grande, que se daba vueltas en el caño con una habilidad digna del Cirque du Solei. Yo la miré desde mi asiento fijamente y cuando terminó me sonrió desde la esquina. Su pelo rizado teñido de rubio me llamaba y yo que no me hago de rogar fui. La saludé y me contestó como si no fuese Masajistas eroticas, y eso me llamó la atención. Tuve que preguntarle si estaba dispuesta a irse conmigo a un privado para que me dijera la tarifa, y ese juego me gustó. Me preguntó si quería que le bailara y le dije que no, que fuéramos directamente a la habitación, a estas alturas yo estaba completamente desinhibido. Por estar en el club era todo un poco más caro, pero quería pagar, era mi última noche en la ciudad. A esas alturas me dejé llevar por los pasillos del club de la mano de la morena. Ya en la habitación, entre charlas, le fui sacando la ropa. Cuando la tuve desnuda la puse en cuatro sobre la cama y la masturbé hasta que acabó. Era mi última noche en Barranquilla y la penetré como si fuese la última noche en la Tierra. Barranquilla no decepcionó en ninguna ocasión. Cuando acabamos nos despedimos y mi cuerpo ya no resistía más noche. Lo mejor era regresar a mi hotel, ya eran más de la cuatro. Mi vuelo a Bogotá era a las 10 am. Me despedí de Barranquilla con un poco de resaca, pero el olor en de la morena en mis manos me hicieron darme cuenta de que pasé uno de los mejores fines de semana de mi vida y que a Barranquilla vuelvo el próximo mes.

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